En su
situación actual, animado por lo que considera que es rehacer su vida con el
comienzo de una nueva, Caradoc no escatima embarcarse en tareas, como hacía en
sus buenos tiempos, para organizar sus finanzas, sus propiedades y en definitiva
su vida futura al lado de Joaquina. Ha descubierto algo nuevo que su larga y
densa vida diplomática y sentimental nunca le enseñó: Hay que atribuir un sentido a todo lo
que se hace, y que ese sentido sea compartido. Si es para uno mismo no vale. Puede
llegar una situación como la que ha vivido y entonces nada de lo conseguido, o
de lo que pueda obtener en un futuro, le es útil.
Analiza pues
lo que es necesario para esa meta, lo desmenuza en objetivos menores que
son necesarios para su propósito final, analiza qué requisitos hacen falta y
cómo puede conseguirlos. Para hacerlo así, de esta forma, hay que estudiarlo todo y organizarlo en una escala
descendente de tareas y metas que lleguen de las generales, hasta las inmediatas. Pensándolo de este modo, en este caso, se trata en primer lugar de ir a
Murcia y hacer allí, y en Cartagena, lo que sea necesario para financiar y
organizar el viaje a Gran Bretañas. También en Murcia verá qué es necesario o imprescidible para regularizar su vida con Joaquina, y de ello qué es de lo que le van a pedir que pueda obtener o gestionar en el Reino Unido: Liquidar bienes y títulos, transferirlos a España,.. En definitiva, qué necesita y a quién recurrir en cada caso para gestionar su patrimonio, para hacerlo efectivo en Murcia por un lado y, por otro, para obtener el apoyo de los magnates de cara a
unir Murcia por ferrocarril con la capital de España.
De esta forma
empieza a organizar el viaje a Murcia, como preludio del viaje a Inglaterra. Comienza
a finales de Octubre del 58.
Caradoc se
siente, pues, ya recuperado y con fuerzas para llevarlo a cabo todos los
proyectos para organizar su nueva vida. Lo primero que necesita es dinero.
Liquidez. Este tiempo ha estado hablando sobre el ferrocarril como solución a
los problemas y a las necesidades que tiene la industria extractiva en la
comarca de Cartagena, también en el campo y en la huerta de Murcia. Lo ha hecho
en la Sociedad de Amigos del País, con la gente que capitanea las industrias
y los negocios en el entorno de Pedreño.
Lo ha hecho de forma realista. Eso, su mediación, tiene un valor. También a una
participación en los futuros beneficios. De esta manera, lo que ahora solicita
es un pago por su gestión y un adelanto de lo que será su participación en la
sociedad que se constituya para llevar el ferrocarril a Cartagena.
La verdad es que
es consciente de cuál es su situación real, y así lo habla con Joaquina: El hecho es que nominalmente está en la ruina,
perdido en ese rincón del mundo que son Murcia y Cartagena, y que necesita
financiar el viaje para recuperar su fortuna y su patrimonio. Por ahí pasa
todo.
¿Cuál es su
efectivo, con qué cuenta?: Lo único real son sus contactos y su influencia… en definitiva
su reputación, lo que le puede quedar de ésta ¿Y para qué? En su estrategia lo
utiliza con las fuerzas vivas, ofreciendo sus buenos oficios para traer el
ferrocarril a Murcia.
Conoce a
Lionel Rothschild, de la Banca Rothschild, y a sus banqueros representantes en
España, Weisweller y Baüer. También al que fue ministro de hacienda, Madoz, y
al ministro de fomento Moyano. A todos los trató con motivo de la crisis de los tenedores
británicos de bonos españoles que resolvió hace unos años. Es gente que sabe
valorar estas cosas.
La banca
Rothschild, a través de Rothschild and Sons de Londres, es accionista
mayoritario de MZA, la empresa ferroviaria que en el futuro traería el tren a
Murcia. Hoy, aún se ven esas siglas en lo alto de la fachada de la estación del
Carmen. También lo llevaría a Cartagena. Caradoc se ha informado, sabe que el
llamado, por su duración, el "gobierno largo" de O'Donnel es quien
hace todos los contratos e impulsa el ferrocarril en España precisamente en este
tiempo que nos ocupa. Caradoc apoyó a O’Donnel en el golpe de 1856. En realidad
fue su muñidor. Visto hoy, desde esta perspectiva de los años, sería impensable
que Murcia quedase comunicada con Madrid por tren antes que con Bilbao, con Irún
o con Francia, por ejemplo ¡Cómo cambian los tiempos si lo comparamos con los
actuales! Pues bien, así fue en la época de Caradoc, y muy posiblemente a él
debamos este hecho. Es pues lógico pensar que cuando apostó ante los
empresarios murcianos por la eficacia de sus gestiones en la traída del
ferrocarril, el cálculo fue acertado por él, y bien percibido por los
capitalistas de la región.
Pero volvamos
a la situación previa. Cuando Caradoc plantea a los empresarios hacer gestiones
ante O´Donnel y los banqueros Rothschild, que controlan la MZA, también incluye
a dos personajes clave, al Marqués de Salamanca, consejero delegado de esa
empresa y sobre todo a Lionel de Rothschild, que preside la empresa matriz en
Londres, la N. M. Rothschild & Sons,
que participa MZA a través de la Sociedad
Española Mercantil e Industrial. Estas cartas bien barajadas son las
que presenta Howden a través de una serie de reuniones a las fuerzas vivas,
primero de Cartagena y luego de Murcia.
Un entramado
de relaciones construidas en las épocas anteriores permite encabezar a Howden
las gestiones y llevarlas a cabo favorablemente. Algo que no se hubiera
conseguido de no ser por la favorable acción de la murciana Joaquina Plana, que
salvándolo y recuperándolo e influyéndole ánimos lo hizo posible. Cualquier
loor o cualquier recuerdo que se haga en favor de esta mujer de nuestra tierra
es poco, y de sobra hace olvidar cualquier desliz que pudiera tener en su
juventud, si realmente lo hubo.
Pero sigamos
con los contactos y con las influencias de Caradoc. Lionel, nueve años más
joven que el exembajador, es hijo de Nathan Mayer Rothschild, fundador del
banco y del cual hereda las empresas a su muerte en 28 de julio de 1836. Caradoc conoce a
Nathan Mayer cuando era auxiliar de campo de Wellington en las guerras napoleónicas.
También sabe que tuvo contactos con su padre Sir John Francis en la parte de
esas guerras que se desaoollan en España y Portugal, las conocidas como guerras
peninsulares. Realmente Nathan Mayer, a través de sus empresas y del banco
financiaron, aprovisionaron y proveyeron de suministros a Wellington.
Nathan manejó
el dinero del Imperio Británico, con la ayuda de Caradoc. Primero invirtió el dinero obtenido del arriendo de
soldados de Guillermo I en oro de
la Compañía Británica de las Indias Orientales.
Este oro fue necesario posteriormente, y fue recuperado para financiar la campaña del Duque de Wellington contra Napoleón,
servicios que después cobró a la realeza española.
Pero hay más
coincidencias, y otros nudos en la malla de relaciones y de influencias. Los
representantes de la rama alemana de los Rotschild, Weisweller y Baüer, en la
constitución de la MZA fueron también los que negociaron junto a Caradoc los bonos españoles
que vimos en el capítulo de Carlos Marx en Londres, de la primera parte. De los
cuales, los acreedores eran, además de los propietarios particulares ingleses,
la banca Rothschild.
En resumen, Caradoc
tenía un estrecho contacto y conocimiento de los Rothschild ingleses - Nathan Mayer y Lionel - y de los gestores y
representantes en la MZA - Weisweller y Baüer - . Conocimiento y relaciones que
bien y de forma convincente, con multitud de detalles y con proliferación de
pruebas de su conocimiento, supo exponer Howden ante los empresarios y
políticos murcianos.
Hay otro hecho
con una alta componente sentimental. Es la construcción, a iniciativa, administrada
y supervisada por Howden, del Cementerio de los Ingleses en Madrid.
Con la industrialización, que en nuestro
personaje tiene un importante protagonista, llegan a Madrid y a España no solo
británicos sino técnicos y trabajadores cualificados de países anglicanos,
protestantes, judíos etc, que tienen serios problemas para encontrar sepultura,
debido en parte al fanatismo religioso imperante, pero también a la xenofobia
de amplias capas de la población. Hacía falta solucionar este problema. La
creación de un cementerio para estos casos es una obra personal del embajador
Howden.
Weisweiler ha
fallecido en 1855, y es enterrado en el Cementerio de los Ingleses. En la época
que nos ocupa, 1858, Bauer está vivo y en activo, fallecería mucho después en 1894.
Pero está muy agradecido con Caradoc, sabe que sus restos van a reposar en paz.
También lo está `por el trato dado a su amigo y colega, así como los familiares
de ambos. En general la comunidad europea y norteamericana está en deuda con
Caradoc por ésta y por otras razones, a falta de otra causa de mayos
importancia, y a veces aún perjudicándose a ellos mismos, están en disposición
de apoyar a su benefactor. Como sucede ahora con Bauer, cuando Caradoc le pide
que facilite, con su presencia en el consejo de administración, la llegada del
ferrocarril a Murcia, y por añadidura el apoyo al trabajo de mediación de
Howden.
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