DOI http://dx.doi.org/10.13140/RG.2.2.18036.91521. ISBN-13: 978-1537316215
DOI http://dx.doi.org/10.13140/RG.2.2.18036.91521. ISBN-13: 978-1537316215
Again, you can’t connect the dots
looking forward; you can only connect them looking backwards. So you have to
trust that the dots will somehow connect in your future.
Steve Jobs, Stay Foolish’ speech given at Stanford on
June 12, 2005.
Esta entrada, como la anterior y probablemente las siguientes, tiene como base los hallazgos originales que el autor encuentra en la tarea de
documentación de la novela Caradoc, en el contexto humano y social de los
hechos sobre los que se construye la trama narrativa.
En este caso la
indagación descubre que la Torre Caradoc de San Benito Murcia se construyó en
el lugar que ocupaba una construcción anterior: La Torre Puxmarín y que
conserva de ésta una de las dos piezas que después la componen, la que
propiamente constituye una torre, de las que son frecuentes en la Huerta de
Murcia. Se documenta además la trayectoria de la familia Puxmarín, y el
contexto de crisis de la antigua clase hegemónica en la huerta y en la región
que en este caso concluye con el abandono de la familia de Murcia y la venta a
Caradoc de la finca sobre la que construye la actual edificación de estilo
inglés victoriano.
La parte de la novela que da lugar a esta indagación
tiene lugar, dentro de la ficción, durante la supuesta primera estancia que
tienen en Murcia la pareja John Caradoc y Joaquina Plana. En particular en la
visita que hacen a la hermana y a la madre de ésta en el paraje de la huerta
que hoy es la Ermita del Rosario, dentro de lo que hasta no hace mucho y en
aquella época era la partida de San Benito.
En esa visita, siguiendo con la ficción, ya le dicen a
Caradoc que está a la venta una heredad donde después estará la Torre. Para ello
el autor utiliza un personaje real, el propietario de la Torre Meseguer, otra
torre huertana próxima existente hasta hace bien poco.
En esa tarea he encontrado un plano, muy ilustrativo a
ese fin, en el archivo del Patrimonio Bibliográfico del Ministerio de Cultura.
Es el *Plano de la Huerta de Murcia" de 1809, por Pablo del Villar (1809)
del fondo documental digitalizado existentes en la Biblioteca Virtual del Patrimonio Bibliográfico,
del Ministerio de Cultura y Deporte. Significativamente se llama Plano que manifiesta la Huerta de
Murcia, preparada para ynundarla caso de ser amenazada de Ymbación la Capital, pr.
ls. enemigs. (22
de Agosto de 1809). Sin que tenga nada que ver con la línea argumental de
Caradoc, es fácil detectar en ese título reminiscencias a la estrategia seguida
por las huestes de Belluga en la Batalla del Huerto de las Bombas, en el
transcurso de la Guerra de Sucesión española.
Plano
que manifiesta la Huerta de Murcia, preparada para ynundarla caso de ser
amenazada de Ymbación la Capital, pr. ls. enemigs. Fuente: Biblioteca Virtual del Patrimonio Bibliográfico.
Ministerio de Cultura y Deporte.
Una vez ampliado el plano vemos que aparecen con nitidez la
Torre Meseguer, y una vivienda de Sánchez:
Sin embargo, la construcción que aparecen donde podría estar la heredad que
Caradoc compró tiene un nombre ilegible. Aparece "Pusonomarín" o algo
así. No hay ningún apellido así según las consultas hechas a las bases de datos
y páginas de genealogía. El apellido murciano más próximo es Puxmarín.
El nombre del plano de Pablo del
Villar, como hemos visto, es: "Plano que manifiesta la Huerta de Murcia,
preparada para ynundarla caso de ser amenazada de Ymbación la Capital, pr. ls.
enemigs."
La leyenda de la ficha de Biblioteca
Virtual del Patrimonio Bibliográfico(BVPB) dice:
Presenta el plano esquemático de la
ciudad de Murcia
Manuscrito firmado y rubricado por el autor. A plumilla en tintas negra y carmín y coloreado a la acuarela en verde, carmín, gris, siena y amarillo
Orientado con rosa de los vientos, indicando los puntos cardinales
Relieve representado por montes de perfil
Indica caminos y arbolado
Relación de las distintas zonas de la ciudad indicadas mediante clave alfabética para "la Huerta" y nota de los "Puentes y canales, que en caso de invasión todo debe cortarse.
Manuscrito firmado y rubricado por el autor. A plumilla en tintas negra y carmín y coloreado a la acuarela en verde, carmín, gris, siena y amarillo
Orientado con rosa de los vientos, indicando los puntos cardinales
Relieve representado por montes de perfil
Indica caminos y arbolado
Relación de las distintas zonas de la ciudad indicadas mediante clave alfabética para "la Huerta" y nota de los "Puentes y canales, que en caso de invasión todo debe cortarse.
Hace poco más de cien años, a contar
desde que se hizo el plano, tuvo lugar la Batalla del Huerto de las Bombas, en
la que el Leónidas murciano, Luis Belluga derrotó a las tropas austracistas,
notabilísimamente superiores en número, mediante la estrategia de inundar la
Huerta. Esta estrategia militar ya había pasado a la academia y tenía tanta
fuerza como para generar este material instructivo que se incorpora dentro de
las técnicas a estudiar por los cadetes con este material gráfico. Cien años
después ya es un clásico de la estrategia.
Eso une con el otro punto: La futura novela sobre estos hechos y sobre la figura de Belluga. Una figura a medias entre el Leónidas de los Trescientos en las Termópilas y el Randolph Hearst / Ciudadano Kane de Orson Welles.
Eso une con el otro punto: La futura novela sobre estos hechos y sobre la figura de Belluga. Una figura a medias entre el Leónidas de los Trescientos en las Termópilas y el Randolph Hearst / Ciudadano Kane de Orson Welles.
Sin embargo queda un
problema, cuál es razonablemente el nombre del dueño, y qué es lo que le lleva a vender.
Sobre la primera cuestión, tras diversas consultas y pruebas,
una lectora del grupo de Faceboock donde el autor comenta el caso, observa que
el plano está cortado en dos trozos y vuelto a colocar, pero una parte
desplazada sobre la otra.
Si con ayuda del humilde Paint,como hemos hecho, o de cualquier
otro editor lo volvemos a pegar pero bien, haciendo coincidir por ejemplo
"Azarbe d del Pino" con "Azarbe del Pino", obtenemos esta
impresionante y clara imagen:
Vemos además que es correcto el nombre y en el trazado de
Acequia del Pino.
Pero sobre todo nos da la clave de la cuestión: El nombre de
PUXMARÍN aparece nítido en el lugar donde está actualmente la Torre Caradoc.
En la actualidad se pueden ver las posiciones en Googe Maps
de
1. Torre Caradoc, en el plano Puxmarín.
2. Ermita del Rosario.
3. Sánchez.
4. Torre Meseguer.
Hay otro dato importante que
hemos averiguado y que confirma lo anterior. Se trata de un documento que
prueba la existencia de una torre anterior a la Torre Caradoc, y de la cual
toma una parte: El edificio de la torre que contrasta en su porte y estilo con los de la otra parte: la vivienda
de estilo inglés victoriano.
El
documento en cuestión es el interesante artículo “Estudios sobre vivienda
popular murciana: las torres de la huerta” de Boti y Cachorro (1986). En él se dice, en la página 202:
“Sin
embargo hay torres en la huerta donde se combinan ambos tipos, la Torre
Almodóvar por ejemplo, o incluso en los que las características comunes son
escasas. Es el caso de la Torre Caradoc en San Benito, vivienda adosada a una
torre anterior tipo alicantino, y de aquellas que ni siquiera cuentan entre sus
elementos arquitectónicos con alguna referencia que las identifique como tales.”
La
conclusión es pues que, antes de la actual Torre Caradoc, en el lugar que ocupa
ésta, había una edificación de la cual se conserva la actual torre anexa a la
casa victoriana. No sabemos si originalmente esta torre era exenta o no. La
otra conclusión es que esta edificación pertenecía a la familia Puxmarín.
Para
hablar de esta familia y para documentar la conversación de Caradoc con
Meseguer y todo lo que sigue hemos indagado la familia Puxmarín, y estas son
las referencias.
La
familia Puxmarín tiene su origen en las sucesivas oleadas de repobladores
procedentes del Reino de Aragón, en este caso de Barcelona, que se hizo en la Baja
Edad Media (MAESTRE MEROÑO, 2016) Martínez, 2003):
Los
profesores Rodríguez y García, (1994: 67), relatan como una de las familias que
se asentaron en Murcia a finales del siglo XIV, fue la familia Puxmarín,
procedentes de Cataluña, que mantuvieron sus lazos familiares con los Puxmarín
de Barcelona. Los mismos autores dan a conocer que “En
1376 don Pedro Podio Marino-Puxmarín era deán del cabildo catedralicio, cargo que
mantuvo hasta 1425, fecha aproximada de su muerte”, y que este era de Barcelona y vino a Murcia con su hermano Gabriel
de Puxmarín, que ocupó cargos concejiles. También hacen saber las relaciones
comerciales con la familia de Barcelona, que mantuvo el sobrino de don Pedro,
Miguel de Puxmarín, que fue jurado perpetuo del concejo de Murcia.
Como
sucede con los repobladores, desde Jaime I y Alfonso X, según el grado de
vinculación, lealtades, etc., con el poder existente, en las posesiones
concedidas organizadas como señoríos, se constituyeron primero en señores y más
tarde ascienden en la nobleza (se convierten en Condes de Montealegre y Marquesado de Albudeyte[1]) (Guillamón Álvarez, 1987) (OLIVARES y SÁNCHEZ, 2002, págs. 113
s.) (TORRES FONTES, 1996 págs. 60-61) (Méndez
Apenela, 2009). Sobre todo, este
ascenso se produce en función del papel que juegan en la Guerra de Sucesión
apoyando al pretendiente borbón, después Felipe V[2] (Domínguez Nafría, 2011), puesta de relieve
sobre todo por García Heras (2011) en La Guerra de Sucesión como vía de
ascenso social: don Gabriel Ortega Guerrero, II marqués de Valdeguerrero.
Ascenso que se produce en casi de forma generalizada en la mayor parte de la clase noble murciana, que
tiene su origen en esta época y que da lugar a un pacto tácito con el conjunto
del reino de España, y su establishment, operativo en los siglos siguientes,
incluso en las épocas republicanas. Es obvio, por el título de Conde de
Montealegre, el apoyo recibido en la Batalla de Almansa, como después explicaremos.
Y es curioso que gente como la familia Puxmarín de origen catalán, apoyara a
una causa que es considerada como enemiga en Cataluña por lo que supone de
extinción de los fueros y privilegios procedentes de la época anterior.
Además
de la participación armada, al frente de una huested, de José Puxmarín, su
madre cede el uso de la estratégica villa de Montealegre al Duque de Berwick,
para que éste instale allí el cuartel general de la campaña de 1707, Batalla de
Almansa, dotándoles de grano y de otras vituallas, así como, sobre todo, de
dinero (Muñoz Rodríguez, 2011).
Tenemos varias muestras de la pujanza
de la familia Puxmarín a lo largo de su historia, entre ellas destacan dos:
De su primera época cabe destacar la
sepultura de José Rodrigo de Puxmarín en su capilla de la Catedral, con
el retablo de san Miguel de los Puxmarín[3]
Otra
es la compra de los terrenos y la construcción del primer Monasterio de los
jerónimos y de su asentamiento en La Ñora. Se atribuye a Vozmediano, pero este
estaba realmente arruinado y en desgracia por su participación en las
Comunidades. Es mediante la boda con Catalina de Puxmarín y Soto como
consigue resarcirse y adquirir la propiedad del monasterio (Torres Fontes,
1989), que después recae ésta otra vez en su cuñado y a la propiedad de esta
familia pertenece hasta 1717[4].
En Maestre Meroño (2016) podemos leer:
El profesor
Torres (1989: 472) tras relatar la Fundación de don Alonso Vozmediano, dice que
el proyectado monasterio de la Raya, por don Rodrigo de Puxmarín y Soto, lo fue
“por personas de la misma familia aunque distanciadas por
cuestiones económicas” y que esto tuvo lugar
en 1566.
Una imagen de los Puxmarín, en su
máxima pujanza como Condes de Montealegre la dan los retratos de Senén Vila
Najer:
Retratos de los Condes de Montealegre[5]. 1706-1707, de Senén Vila
Najer. Conservado en el
Palacio de
Guevara, Lorca (Murcia). Con el número de inventario 57776. Fuente: Francisco
Losa Serrano (1996), a través de Millán (2015 p.55).
Hasta
poco antes de llegar Caradoc a Murcia en octubre de 1858 el heredero de la
familia Puxmarín y propietario de la Torre ha sido Don José
Eusebio Bernuy y Valda (Losa Serrano,
1996 p 94)[6], que
fallece en 1856[7] en Londres, el 29 de abril.
Su heredero y titular en ese momento es Don Francisco de Paula Bernuy y Osorio
de Moscoso5.
Es interesante plantearse de donde viene la decadencia que
hace que familias como esta se desprendan de sus posesiones y emigren de la que
es su zona de arraigo.
Quizá la tesis de Millán (2015) nos da algunas de las claves,
que por otra parte intentamos reflejar en la novela.
Esta investigación, a propósito del yacimiento de El cerro de los santos, nos pone delante el conflicto que
existe entre las gentes del antiguo régimen, los propietarios que proceden de
las reparticiones otorgadas por la fidelidad al rey en la conquista y en las
etapas de repoblación que le siguen, y cuya existencia se basa en esas concesiones,
es decir, los nobles que articulan alrededor de ellos la sociedad, la
producción, el comercio, la defensa, etc. por un lado y una clase emergente,
que es la de los agricultores, artesanos y oficios varios. Principalmente constituida
por los agricultores y ganaderos, que pasan, de ser arrendatarios dependientes,
a ser arrendatarios con un grado superior de autonomía y de conciencia de ella,
los aparceros, los pequeños propietarios y los artesanos que viven del
intercambio, del comercio y de la producción para los anteriores. Esta burguesía
agrícola se enfrenta frecuentemente en cada sitio, como es Montealegre, con los
miembros de las antiguas clases que únicamente pueden alegar como valor que
justifique sus privilegios la tradición y un papel de vertebración y de paz
social, que cada vez se percibe como menos necesario ante la potencia y los
recursos del estado moderno y de su aparato legal, administrativo y de
servicios emergente. Esto se pone de manifiesto con crudeza en las pequeñas
poblaciones. Y menos en las ciudades donde el conflicto solo es visible en un
cierto malestar, y la vida es más llevable para estas clases que por lo demás
tienen sus círculos sociales donde se desenvuelven con cierta comodidad
limitándose sólo al contacto con los administradores de fincas y a la
recaudación periódica de las rentas, hasta que estas son insuficientes para su
tren de vida y entonces proceden a la venta. Esta dinámica es mucho más fluida
en la ciudad de Murcia y en las zonas de cultivo que la circundan de forma
extensa: la Huerta de Murcia (Calvo y Capel, 2019).
Según dedujimos en la conferencia de Calvo y en la laudatio
de Capel (Calvo y Capel, 2019), confirmando lo que conjeturábamos desde hace
tiempo, la Huerta de Murcia no es una obra de los árabes, como la iconocografía
oficial y políticamente correcta pretende. Tampoco lo es de los romanos, como
quiere Javier García del Toro (Riquelme Manzanera,
sin fecha). Estructural
y fácticamente, con peso en lo más esencial del sistema humano y económico que
constituye nuestra región, la Huerta hasta lo que hoy conocemos, o al menos
hasta los años sesenta y setenta del siglo pasado, es un producto de la
revolución que se llevó a cabo en toda Europa, y también en América del Norte,
que empezó con la Ilustración y terminó con la revolución industrial. En esa
época se produjo con distinto ritmo y dinámica la sustitución del sistema
social propio del antiguo régimen, y de sus componentes con funciones y roles
relevantes por una nueva clase que, basada en el trabajo y en la producción con
los nuevos medios, y tecnologías, el comercio y el intercambio, sustituyó a
otra clase basada en los privilegios, en Murcia provenientes de la Edad Media y
la distribución de la tierra (Repartimientos) entre los que acompañaron a los
reyes, o les sucedieron con esta función, pero absentista y enemiga del
progreso. Esta nueva clases es la clase de los aparceros y antiguos
arrendatarios, propietarios trabajadores que pusieron en valor en la nueva
sociedad la producción de la huerta, organizando para ello con ayuda de una
ingente ingeniería el uso del agua.
No hubo una revolución francesa con guillotinas, pero no por
ello fue un cambio menos radical. Desposeídos poco a poco, los propietarios se
refugiaron en Madrid, en Londres, como los últimos miembros de la familia
Puxmarín, o en una vida disipada y placentera en la propia ciudad de Murcia.
Otros, los más lúcidos, como algunos de sus más preclaros hijos han reconocido,
se refugiaron en las artes y en la vida, digamos de la académica y de las artes
de la ciudad, constituyendo no obstante sectores influyentes en esos medios, y
que ocasionalmente, como sucedió en la postguerra civil, tuvieron una
influencia muy notable.
La huerta, su forma de vida, por el contrario, implica un
trabajo duro, una forma de vida hoy por hoy desconocida, y las estructuras y
cambios que hicieron posible la ciudad, su actividad, y su razón de ser en un
momento en que todo esto fue lo relevante para la constitución de la ciudad,
del hábitat huertano y de la región como ahora la conocemos, y que se
desarrolla entre los siglos XVII y principios del XX.
En este punto, volviendo a nuestro tema, dentro de esa crisis
y de la sustitución de una clase por otra de forma progresiva, es cuando se
produce la compra por parte de Caradoc de la finca y tierras que pertenecían a
la familia Puxmarín. Y en los próximos capítulos conoceremos la sociedad
murciana, la del alcalde Marín Baldo y de su hijo, en ese punto de cambio, como
lo vimos en Madrid en el capítulo dedicado al Duque del Infantado y a Pepa la
Malagueña. Y también la llegada del Ferrocarril a Murcia. No hay un periodo
acelerado como sucede en otras partes de Europa, es un proceso lento pero muy
intenso que comienza con la Ilustración en la época de Floridablanca, y con la
industria de la seda y de la hijuela, y concluye en la transición del siglo XIX
al XX, época en que la nueva estructura social está ya consolidada. Y cuyos
efectos llegan hasta hoy.
Volviendo al tema central, el ejemplo que planteamos es
elocuente, el de los Puxmarín y su relación conflictiva, y en algunos casos cruenta,
con los vecinos de Montealegre (Millán,
2015). En el caso de
esta familia, procedentes de los señoríos de repartimiento de La Raya de
Santiago (Olivares y Sánchez, ), El Rincón de Seca y Guadalupe – La Ñora,
atribuidos en la Edad Media, encuentra primero su refugio y hábitat, como
tantos otros en la ciudad de Murcia, donde tienen el Palacio de La Puxmarina, y
por lo que se deduce en este trabajo en lugares cercanos como son las torres de
la huerta en La Raya y en san Benito, que después será la Torre Caradoc.
No obstante este hastío y este conflicto vivencial de los
herederos de esta clase hace que muchos de ellos se sientan ahogados e
incomprendidos por una sociedad que consideran ignorante y pueblerina y emigran
a Madrid o como es el caso de Francisco de Paula y de su padre a Londres, u
otros lugares de Europa.
Referencias. -
Botí Espinosa, M. V. & Cachorro Sánchez, M. J.
C. (1986). Estudios sobre vivienda popular murciana: las torres de la
huerta. Imafronte, (2).
https://digitum.um.es/digitum/handle/10201/872
y https://revistas.um.es/imafronte/article/view/41061
Calvo, F. y Capel, H. (2019). Paisaje y valor patrimonial en la Huerta
de Murcia. Discurso y contestación de ingreso en el Comité Científico de la Fundación Estudios Históricos e
Investigaciones Locales de la Región de Murcia. P. 22 y 23
Domínguez Nafría, J. C. (2011). La nobleza del Reino de
Murcia. https://repositorioinstitucional.ceu.es/jspui/bitstream/10637/156/1/Nobleza_JuanCDominguez_1999.pdf
García Heras, V. A. (2011). La Guerra de Sucesión como vía de
ascenso social: don Gabriel Ortega Guerrero, II marqués de Valdeguerrero. Espacio
Tiempo y Forma. Serie IV, Historia Moderna, (24), 127-141. https://www.academia.edu/18225890/La_Guerra_de_Sucesi%C3%B3n_como_v%C3%ADa_de_ascenso_social_don_Gabriel_Ortega_Guerrero_II_marqu%C3%A9s_de_Valdeguerrero
Guillamón Álvarez, F. J. (1987). Nobleza titulada relacionada
con el concejo de Murcia (1750-1833). Estudios románicos, Vol. 6,
1987-88-89. https://digitum.um.es/digitum/bitstream/10201/9344/1/231914.pdf https://revistas.um.es/estudiosromanicos/article/view/80741
Losa Serrano, F. J. (1996 p 94). El
señorío de Montealegre (No. 68). Univ de Castilla La Mancha.
MAESTRE MEROÑO, J. A. (2016). El Monasterio Jerónimo de San
Pedro de La Ñora. Aspectos Históricos y Arquitectónicos (Doctoral
dissertation). https://riunet.upv.es/handle/10251/63667
Martínez,
M. M. (2003). Oligarquía y cultura religiosa: los Puxmarín murcianos y el
Estudio de Lleida. Anuario de estudios medievales, 33(1), 263-290. http://estudiosmedievales.revistas.csic.es/index.php/estudiosmedievales/article/view/202
Méndez Apenela, E. (2009). Notas sobre la
circulación del señorío de Albudeite. Murgetana, (120), 9-68. http://www.regmurcia.com/docs/murgetana/N120/N120_001.pdf
Millán, F. J. (2015). El cerro de los santos.
Historia, política, repercusión y recuperación patrimonial del primer yacimiento
de la cultura ibérica (Doctoral dissertation, Universidad de Murcia). https://www.tesisenred.net/handle/10803/365560#page=1
Muñoz Rodríguez, J. D. (2011). Felipe V y cien mil murcianos.
Movilización social y cambio político en la Corona de Castilla durante la
Guerra de Sucesión (1680-1725). https://digitum.um.es/digitum/bitstream/10201/19763/1/MunozRodriguezJulioD.pdf
OLIVARES GALVAÑ, P. y SÁNCHEZ MESEGUER, C. (2002) El mayorazgo de
Puxmarín y el señorío de la Raya de Santiago, Murcia, 2002, págs. 113 s..
Riquelme Manzanera, Á. L. (Sin fecha). EL MEDIO Y LA ALQUIBLA
DE LA HUERTA DE MURCIA. Cangilón, 27. http://cangilon.regmurcia.com/revista/N29/N29-07.pdf
RODRÍGUEZ
LLOPIS, M. y GARCÍA DÍAZ, I., 1994. Iglesia y sociedad feudal: el cabildo de
la
catedral
de Murcia en la baja edad media. EDITUM.
Torres Fontes, J. (1996). El Señorío de Albudeite en el siglo
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Torres Fontes, J. (1989). Fundación murciana de la Orden de
San Jerónimo. http://e-spacio.uned.es/fez/eserv/bibliuned:ETF49D5E2A9-B460-B6F1-122C-78A7FEBB4AB5/Documento.pdf
Otros recursos. -
Del Villar, P. (1809, 22 Agosto) Plano que manifiesta la
Huerta de Murcia, preparada para ynundarla caso de ser amenazada de Ymbación la
Capital, pr. ls. enemigs. Biblioteca Virtual del Patrimonio Bibliográfico, https://bvpb.mcu.es/es/consulta/registro.do?id=407515
[2] Es
interesante la imagen que de la familia, en su época de máximo esplendor, tras
la batalla de Almansa, la victoria de Felipe V en la Guerra de Sucesión y la
concesión de los títulos nobiliarios nos ofrecen los retratos de la familia de
mano del pintor valenciano Senén
Vila Najer (Millán, 2015 p.55)
[3] http://www.museosdelaiglesia.es/2016/11/16/retablo-de-san-miguel-de-puxmarin-museo-de-la-catedral-de-murcia/
[4] https://archivoweb.carm.es/archivoGeneral/arg.buscador?seccion=buscador&idsec=0&pa_el_div=https://archivo.carm.es/ArchivoGeneral/BuscarArchidoc?campo_busqueda%3D*%26idses%3D0%26onomas_list=Puxmar%C3%ADn%20Soto%2C%20Rodrigo%20de%26filtro_radio%3Den_documentos
[5] Senén Vila Najer es un pintor barroco. Nace en
Valencia en 1640 y fallece en Murcia el 16 de abril de
1707. Entre 1706-1707
realiza estos dos retratos a los condes de Montealegre, con motivo de que es
entonces cuando doña Josefa recibe el título nobiliario (20 Octubre 1706).
Los retratados son don
José Puxmarín Rocafull Y Fajardo de Mendoza, con su hijo.
Muestra en su mano
derecha el Despacho Real con el nombramiento de Conde de Montealegre
y doña Josefa Puxmarín
Rocafull y Carcelen, 1ª Condesa de Montealegre acompañada
de sus hijas.
Los cuadros se encuentran en la Casa-Palacio de Guevara, en
la ciudad de Lorca (Murcia). Fuente: Tesis de Millán (2015)
[6] Este libro tiene la fecha del
fallecimiento de Francisco de Paula
Bernuy y Osorio de Moscoso equivocada,
da el 1857, y dice que, al morir sin sucesión, el título pasa a su hermana. Sin
embargo la tesis de Millán, F. J. (2015), documento que hemos seguido, da como
año de fallecimiento de Francisco de
Paula el 1873, el mismo año que fallece Caradoc.
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