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La Torre Puxmarín de San Benito y la Torre Caradoc.


DOI http://dx.doi.org/10.13140/RG.2.2.18036.91521.      ISBN-13: 978-1537316215

Again, you can’t connect the dots looking forward; you can only connect them looking backwards. So you have to trust that the dots will somehow connect in your future.

Steve Jobs, Stay Foolish’ speech given at Stanford on June 12, 2005.



Esta entrada, como la anterior y probablemente las siguientes, tiene como base los hallazgos originales que el autor encuentra en la tarea de documentación de la novela Caradoc, en el contexto humano y social de los hechos sobre los que se construye la trama narrativa. 
En este caso la indagación descubre que la Torre Caradoc de San Benito Murcia se construyó en el lugar que ocupaba una construcción anterior: La Torre Puxmarín y que conserva de ésta una de las dos piezas que después la componen, la que propiamente constituye una torre, de las que son frecuentes en la Huerta de Murcia. Se documenta además la trayectoria de la familia Puxmarín, y el contexto de crisis de la antigua clase hegemónica en la huerta y en la región que en este caso concluye con el abandono de la familia de Murcia y la venta a Caradoc de la finca sobre la que construye la actual edificación de estilo inglés victoriano.


La parte de la novela que da lugar a esta indagación tiene lugar, dentro de la ficción, durante la supuesta primera estancia que tienen en Murcia la pareja John Caradoc y Joaquina Plana. En particular en la visita que hacen a la hermana y a la madre de ésta en el paraje de la huerta que hoy es la Ermita del Rosario, dentro de lo que hasta no hace mucho y en aquella época era la partida de San Benito.
En esa visita, siguiendo con la ficción, ya le dicen a Caradoc que está a la venta una heredad donde después estará la Torre. Para ello el autor utiliza un personaje real, el propietario de la Torre Meseguer, otra torre huertana próxima existente hasta hace bien poco.
En esa tarea he encontrado un plano, muy ilustrativo a ese fin, en el archivo del Patrimonio Bibliográfico del Ministerio de Cultura. Es el *Plano de la Huerta de Murcia" de 1809, por Pablo del Villar (1809) del fondo documental digitalizado existentes en la Biblioteca Virtual del Patrimonio Bibliográfico, del Ministerio de Cultura y Deporte. Significativamente se llama Plano que manifiesta la Huerta de Murcia, preparada para ynundarla caso de ser amenazada de Ymbación la Capital, pr. ls. enemigs. (22 de Agosto de 1809). Sin que tenga nada que ver con la línea argumental de Caradoc, es fácil detectar en ese título reminiscencias a la estrategia seguida por las huestes de Belluga en la Batalla del Huerto de las Bombas, en el transcurso de la Guerra de Sucesión española.


Plano que manifiesta la Huerta de Murcia, preparada para ynundarla caso de ser amenazada de Ymbación la Capital, pr. ls. enemigs. Fuente: Biblioteca Virtual del Patrimonio Bibliográfico. Ministerio de Cultura y Deporte.

Una vez ampliado el plano vemos que aparecen con nitidez la Torre Meseguer, y una vivienda de Sánchez:


Sin embargo, la construcción que aparecen donde podría estar la heredad que Caradoc compró tiene un nombre ilegible. Aparece "Pusonomarín" o algo así. No hay ningún apellido así según las consultas hechas a las bases de datos y páginas de genealogía. El apellido murciano más próximo es Puxmarín.

El nombre del plano de Pablo del Villar, como hemos visto, es: "Plano que manifiesta la Huerta de Murcia, preparada para ynundarla caso de ser amenazada de Ymbación la Capital, pr. ls. enemigs."

La leyenda de la ficha de Biblioteca Virtual del Patrimonio Bibliográfico(BVPB) dice:

Presenta el plano esquemático de la ciudad de Murcia
Manuscrito firmado y rubricado por el autor. A plumilla en tintas negra y carmín y coloreado a la acuarela en verde, carmín, gris, siena y amarillo
Orientado con rosa de los vientos, indicando los puntos cardinales
Relieve representado por montes de perfil
Indica caminos y arbolado
Relación de las distintas zonas de la ciudad indicadas mediante clave alfabética para "la Huerta" y nota de los "Puentes y canales, que en caso de invasión todo debe cortarse.

Hace poco más de cien años, a contar desde que se hizo el plano, tuvo lugar la Batalla del Huerto de las Bombas, en la que el Leónidas murciano, Luis Belluga derrotó a las tropas austracistas, notabilísimamente superiores en número, mediante la estrategia de inundar la Huerta. Esta estrategia militar ya había pasado a la academia y tenía tanta fuerza como para generar este material instructivo que se incorpora dentro de las técnicas a estudiar por los cadetes con este material gráfico. Cien años después ya es un clásico de la estrategia.
Eso une con el otro punto: La futura novela sobre estos hechos y sobre la figura de Belluga. Una figura a medias entre el Leónidas de los Trescientos en las Termópilas y el Randolph Hearst / Ciudadano Kane de Orson Welles.

Sin embargo queda un problema, cuál es razonablemente el nombre del dueño, y qué es  lo que le lleva a vender.
Sobre la primera cuestión, tras diversas consultas y pruebas, una lectora del grupo de Faceboock donde el autor comenta el caso, observa que el plano está cortado en dos trozos y vuelto a colocar, pero una parte desplazada sobre la otra.
Si con ayuda del humilde Paint,como hemos hecho, o de cualquier otro editor lo volvemos a pegar pero bien, haciendo coincidir por ejemplo "Azarbe d del Pino" con "Azarbe del Pino", obtenemos esta impresionante y clara imagen:


Vemos además que es correcto el nombre y en el trazado de Acequia del Pino.
Pero sobre todo nos da la clave de la cuestión: El nombre de PUXMARÍN aparece nítido en el lugar donde está actualmente la Torre Caradoc.

En la actualidad se pueden ver las posiciones en Googe Maps de
1. Torre Caradoc, en el plano Puxmarín.
2. Ermita del Rosario.
3. Sánchez.
4. Torre Meseguer.





Hay otro dato importante que hemos averiguado y que confirma lo anterior. Se trata de un documento que prueba la existencia de una torre anterior a la Torre Caradoc, y de la cual toma una parte: El edificio de la torre que contrasta en su porte y  estilo con los de la otra parte: la vivienda de estilo inglés victoriano.
El documento en cuestión es el interesante artículo “Estudios sobre vivienda popular murciana: las torres de la huerta” de Boti y Cachorro (1986). En él  se dice, en la página 202:

“Sin embargo hay torres en la huerta donde se combinan ambos tipos, la Torre Almodóvar por ejemplo, o incluso en los que las características comunes son escasas. Es el caso de la Torre Caradoc en San Benito, vivienda adosada a una torre anterior tipo alicantino, y de aquellas que ni siquiera cuentan entre sus elementos arquitectónicos con alguna referencia que las identifique como tales.”

La conclusión es pues que, antes de la actual Torre Caradoc, en el lugar que ocupa ésta, había una edificación de la cual se conserva la actual torre anexa a la casa victoriana. No sabemos si originalmente esta torre era exenta o no. La otra conclusión es que esta edificación pertenecía a la familia Puxmarín.

Para hablar de esta familia y para documentar la conversación de Caradoc con Meseguer y todo lo que sigue hemos indagado la familia Puxmarín, y estas son las referencias.

La familia Puxmarín tiene su origen en las sucesivas oleadas de repobladores procedentes del Reino de Aragón, en este caso de Barcelona, que se hizo en la Baja Edad Media (MAESTRE MEROÑO, 2016) Martínez, 2003):
Los profesores Rodríguez y García, (1994: 67), relatan como una de las familias que se asentaron en Murcia a finales del siglo XIV, fue la familia Puxmarín, procedentes de Cataluña, que mantuvieron sus lazos familiares con los Puxmarín de Barcelona. Los mismos autores dan a conocer que “En 1376 don Pedro Podio Marino-Puxmarín era deán del cabildo catedralicio, cargo que mantuvo hasta 1425, fecha aproximada de su muerte”, y que este era de Barcelona y vino a Murcia con su hermano Gabriel de Puxmarín, que ocupó cargos concejiles. También hacen saber las relaciones comerciales con la familia de Barcelona, que mantuvo el sobrino de don Pedro, Miguel de Puxmarín, que fue jurado perpetuo del concejo de Murcia.

Como sucede con los repobladores, desde Jaime I y Alfonso X, según el grado de vinculación, lealtades, etc., con el poder existente, en las posesiones concedidas organizadas como señoríos, se constituyeron primero en señores y más tarde ascienden en la nobleza (se convierten en Condes de Montealegre y Marquesado de Albudeyte[1]) (Guillamón Álvarez, 1987) (OLIVARES y SÁNCHEZ, 2002, págs. 113 s.) (TORRES FONTES, 1996 págs. 60-61) (Méndez Apenela, 2009). Sobre todo, este ascenso se produce en función del papel que juegan en la Guerra de Sucesión apoyando al pretendiente borbón, después Felipe V[2] (Domínguez Nafría, 2011), puesta de relieve sobre todo por García Heras (2011) en La Guerra de Sucesión como vía de ascenso social: don Gabriel Ortega Guerrero, II marqués de Valdeguerrero. Ascenso que se produce en casi de forma generalizada en la mayor parte de la clase noble murciana, que tiene su origen en esta época y que da lugar a un pacto tácito con el conjunto del reino de España, y su establishment, operativo en los siglos siguientes, incluso en las épocas republicanas. Es obvio, por el título de Conde de Montealegre, el apoyo recibido en la Batalla de Almansa, como después explicaremos. Y es curioso que gente como la familia Puxmarín de origen catalán, apoyara a una causa que es considerada como enemiga en Cataluña por lo que supone de extinción de los fueros y privilegios procedentes de la época anterior.
Además de la participación armada, al frente de una huested, de José Puxmarín, su madre cede el uso de la estratégica villa de Montealegre al Duque de Berwick, para que éste instale allí el cuartel general de la campaña de 1707, Batalla de Almansa, dotándoles de grano y de otras vituallas, así como, sobre todo, de dinero (Muñoz Rodríguez, 2011).
Tenemos varias muestras de la pujanza de la familia Puxmarín a lo largo de su historia, entre ellas destacan dos:
De su primera época cabe destacar la sepultura de José Rodrigo de Puxmarín en su capilla de la Catedral, con el retablo de san Miguel de los Puxmarín[3]
Otra es la compra de los terrenos y la construcción del primer Monasterio de los jerónimos y de su asentamiento en La Ñora. Se atribuye a Vozmediano, pero este estaba realmente arruinado y en desgracia por su participación en las Comunidades. Es mediante la boda con Catalina de Puxmarín y Soto como consigue resarcirse y adquirir la propiedad del monasterio (Torres Fontes, 1989), que después recae ésta otra vez en su cuñado y a la propiedad de esta familia pertenece hasta 1717[4].
En Maestre Meroño (2016) podemos leer:
El profesor Torres (1989: 472) tras relatar la Fundación de don Alonso Vozmediano, dice que el proyectado monasterio de la Raya, por don Rodrigo de Puxmarín y Soto, lo fue “por personas de la misma familia aunque distanciadas por cuestiones económicas” y que esto tuvo lugar en 1566.

Una imagen de los Puxmarín, en su máxima pujanza como Condes de Montealegre la dan los retratos de Senén Vila Najer:


Retratos de los Condes de Montealegre[5]. 1706-1707, de Senén Vila Najer. Conservado en el Palacio de Guevara, Lorca (Murcia). Con el número de inventario 57776. Fuente: Francisco Losa Serrano (1996), a través de Millán (2015 p.55).

Hasta poco antes de llegar Caradoc a Murcia en octubre de 1858 el heredero de la familia Puxmarín y propietario de la Torre ha sido Don José Eusebio Bernuy y Valda (Losa Serrano, 1996 p 94)[6], que fallece en 1856[7] en Londres, el 29 de abril. Su heredero y titular en ese momento es Don Francisco de Paula Bernuy y Osorio de Moscoso5.  
Es interesante plantearse de donde viene la decadencia que hace que familias como esta se desprendan de sus posesiones y emigren de la que es su zona de arraigo.
Quizá la tesis de Millán (2015) nos da algunas de las claves, que por otra parte intentamos reflejar en la novela.
Esta investigación, a propósito del yacimiento de El cerro de los santos, nos pone delante el conflicto que existe entre las gentes del antiguo régimen, los propietarios que proceden de las reparticiones otorgadas por la fidelidad al rey en la conquista y en las etapas de repoblación que le siguen, y cuya existencia se basa en esas concesiones, es decir, los nobles que articulan alrededor de ellos la sociedad, la producción, el comercio, la defensa, etc. por un lado y una clase emergente, que es la de los agricultores, artesanos y oficios varios. Principalmente constituida por los agricultores y ganaderos, que pasan, de ser arrendatarios dependientes, a ser arrendatarios con un grado superior de autonomía y de conciencia de ella, los aparceros, los pequeños propietarios y los artesanos que viven del intercambio, del comercio y de la producción para los anteriores. Esta burguesía agrícola se enfrenta frecuentemente en cada sitio, como es Montealegre, con los miembros de las antiguas clases que únicamente pueden alegar como valor que justifique sus privilegios la tradición y un papel de vertebración y de paz social, que cada vez se percibe como menos necesario ante la potencia y los recursos del estado moderno y de su aparato legal, administrativo y de servicios emergente. Esto se pone de manifiesto con crudeza en las pequeñas poblaciones. Y menos en las ciudades donde el conflicto solo es visible en un cierto malestar, y la vida es más llevable para estas clases que por lo demás tienen sus círculos sociales donde se desenvuelven con cierta comodidad limitándose sólo al contacto con los administradores de fincas y a la recaudación periódica de las rentas, hasta que estas son insuficientes para su tren de vida y entonces proceden a la venta. Esta dinámica es mucho más fluida en la ciudad de Murcia y en las zonas de cultivo que la circundan de forma extensa: la Huerta de Murcia (Calvo y Capel, 2019). 
Según dedujimos en la conferencia de Calvo y en la laudatio de Capel (Calvo y Capel, 2019), confirmando lo que conjeturábamos desde hace tiempo, la Huerta de Murcia no es una obra de los árabes, como la iconocografía oficial y políticamente correcta pretende. Tampoco lo es de los romanos, como quiere Javier García del Toro (Riquelme Manzanera, sin fecha). Estructural y fácticamente, con peso en lo más esencial del sistema humano y económico que constituye nuestra región, la Huerta hasta lo que hoy conocemos, o al menos hasta los años sesenta y setenta del siglo pasado, es un producto de la revolución que se llevó a cabo en toda Europa, y también en América del Norte, que empezó con la Ilustración y terminó con la revolución industrial. En esa época se produjo con distinto ritmo y dinámica la sustitución del sistema social propio del antiguo régimen, y de sus componentes con funciones y roles relevantes por una nueva clase que, basada en el trabajo y en la producción con los nuevos medios, y tecnologías, el comercio y el intercambio, sustituyó a otra clase basada en los privilegios, en Murcia provenientes de la Edad Media y la distribución de la tierra (Repartimientos) entre los que acompañaron a los reyes, o les sucedieron con esta función, pero absentista y enemiga del progreso. Esta nueva clases es la clase de los aparceros y antiguos arrendatarios, propietarios trabajadores que pusieron en valor en la nueva sociedad la producción de la huerta, organizando para ello con ayuda de una ingente ingeniería el uso del agua.
No hubo una revolución francesa con guillotinas, pero no por ello fue un cambio menos radical. Desposeídos poco a poco, los propietarios se refugiaron en Madrid, en Londres, como los últimos miembros de la familia Puxmarín, o en una vida disipada y placentera en la propia ciudad de Murcia. Otros, los más lúcidos, como algunos de sus más preclaros hijos han reconocido, se refugiaron en las artes y en la vida, digamos de la académica y de las artes de la ciudad, constituyendo no obstante sectores influyentes en esos medios, y que ocasionalmente, como sucedió en la postguerra civil, tuvieron una influencia muy notable.
La huerta, su forma de vida, por el contrario, implica un trabajo duro, una forma de vida hoy por hoy desconocida, y las estructuras y cambios que hicieron posible la ciudad, su actividad, y su razón de ser en un momento en que todo esto fue lo relevante para la constitución de la ciudad, del hábitat huertano y de la región como ahora la conocemos, y que se desarrolla entre los siglos XVII y principios del XX.
En este punto, volviendo a nuestro tema, dentro de esa crisis y de la sustitución de una clase por otra de forma progresiva, es cuando se produce la compra por parte de Caradoc de la finca y tierras que pertenecían a la familia Puxmarín. Y en los próximos capítulos conoceremos la sociedad murciana, la del alcalde Marín Baldo y de su hijo, en ese punto de cambio, como lo vimos en Madrid en el capítulo dedicado al Duque del Infantado y a Pepa la Malagueña. Y también la llegada del Ferrocarril a Murcia. No hay un periodo acelerado como sucede en otras partes de Europa, es un proceso lento pero muy intenso que comienza con la Ilustración en la época de Floridablanca, y con la industria de la seda y de la hijuela, y concluye en la transición del siglo XIX al XX, época en que la nueva estructura social está ya consolidada. Y cuyos efectos llegan hasta hoy.
Volviendo al tema central, el ejemplo que planteamos es elocuente, el de los Puxmarín y su relación conflictiva, y en algunos casos cruenta, con los vecinos de Montealegre (Millán, 2015). En el caso de esta familia, procedentes de los señoríos de repartimiento de La Raya de Santiago (Olivares y Sánchez, ), El Rincón de Seca y Guadalupe – La Ñora, atribuidos en la Edad Media, encuentra primero su refugio y hábitat, como tantos otros en la ciudad de Murcia, donde tienen el Palacio de La Puxmarina, y por lo que se deduce en este trabajo en lugares cercanos como son las torres de la huerta en La Raya y en san Benito, que después será la Torre Caradoc.
No obstante este hastío y este conflicto vivencial de los herederos de esta clase hace que muchos de ellos se sientan ahogados e incomprendidos por una sociedad que consideran ignorante y pueblerina y emigran a Madrid o como es el caso de Francisco de Paula y de su padre a Londres, u otros lugares de Europa.

Referencias. -


Botí Espinosa, M. V. & Cachorro Sánchez, M. J. C. (1986). Estudios sobre vivienda popular murciana: las torres de la huerta. Imafronte, (2).

Calvo, F. y Capel, H. (2019). Paisaje y valor patrimonial en la Huerta de Murcia. Discurso y contestación de ingreso en el Comité Científico de la Fundación Estudios Históricos e Investigaciones Locales de la Región de Murcia. P. 22 y 23

Domínguez Nafría, J. C. (2011). La nobleza del Reino de Murcia. https://repositorioinstitucional.ceu.es/jspui/bitstream/10637/156/1/Nobleza_JuanCDominguez_1999.pdf

García Heras, V. A. (2011). La Guerra de Sucesión como vía de ascenso social: don Gabriel Ortega Guerrero, II marqués de Valdeguerrero. Espacio Tiempo y Forma. Serie IV, Historia Moderna, (24), 127-141. https://www.academia.edu/18225890/La_Guerra_de_Sucesi%C3%B3n_como_v%C3%ADa_de_ascenso_social_don_Gabriel_Ortega_Guerrero_II_marqu%C3%A9s_de_Valdeguerrero

Guillamón Álvarez, F. J. (1987). Nobleza titulada relacionada con el concejo de Murcia (1750-1833). Estudios románicos, Vol. 6, 1987-88-89. https://digitum.um.es/digitum/bitstream/10201/9344/1/231914.pdf  https://revistas.um.es/estudiosromanicos/article/view/80741

Losa Serrano, F. J. (1996 p 94). El señorío de Montealegre (No. 68). Univ de Castilla La Mancha.

MAESTRE MEROÑO, J. A. (2016). El Monasterio Jerónimo de San Pedro de La Ñora. Aspectos Históricos y Arquitectónicos (Doctoral dissertation). https://riunet.upv.es/handle/10251/63667

Martínez, M. M. (2003). Oligarquía y cultura religiosa: los Puxmarín murcianos y el Estudio de Lleida. Anuario de estudios medievales33(1), 263-290. http://estudiosmedievales.revistas.csic.es/index.php/estudiosmedievales/article/view/202

Méndez Apenela, E. (2009). Notas sobre la circulación del señorío de Albudeite. Murgetana, (120), 9-68. http://www.regmurcia.com/docs/murgetana/N120/N120_001.pdf

Millán, F. J. (2015). El cerro de los santos. Historia, política, repercusión y recuperación patrimonial del primer yacimiento de la cultura ibérica (Doctoral dissertation, Universidad de Murcia). https://www.tesisenred.net/handle/10803/365560#page=1

Muñoz Rodríguez, J. D. (2011). Felipe V y cien mil murcianos. Movilización social y cambio político en la Corona de Castilla durante la Guerra de Sucesión (1680-1725).  https://digitum.um.es/digitum/bitstream/10201/19763/1/MunozRodriguezJulioD.pdf

OLIVARES GALVAÑ, P. y  SÁNCHEZ MESEGUER, C. (2002) El mayorazgo de Puxmarín y el señorío de la Raya de Santiago, Murcia, 2002, págs. 113 s..

Riquelme Manzanera, Á. L. (Sin fecha). EL MEDIO Y LA ALQUIBLA DE LA HUERTA DE MURCIA. Cangilón, 27. http://cangilon.regmurcia.com/revista/N29/N29-07.pdf

RODRÍGUEZ LLOPIS, M. y GARCÍA DÍAZ, I., 1994. Iglesia y sociedad feudal: el cabildo de la
catedral de Murcia en la baja edad media. EDITUM.

Torres Fontes, J. (1996). El Señorío de Albudeite en el siglo XVI. Murgetana, (93), 60-61.

Torres Fontes, J. (1989). Fundación murciana de la Orden de San Jerónimo. http://e-spacio.uned.es/fez/eserv/bibliuned:ETF49D5E2A9-B460-B6F1-122C-78A7FEBB4AB5/Documento.pdf



Otros recursos. -


Del Villar, P. (1809, 22 Agosto) Plano que manifiesta la Huerta de Murcia, preparada para ynundarla caso de ser amenazada de Ymbación la Capital, pr. ls. enemigs. Biblioteca Virtual del Patrimonio Bibliográfico,  https://bvpb.mcu.es/es/consulta/registro.do?id=407515






[2] Es interesante la imagen que de la familia, en su época de máximo esplendor, tras la batalla de Almansa, la victoria de Felipe V en la Guerra de Sucesión y la concesión de los títulos nobiliarios nos ofrecen los retratos de la familia de mano del pintor valenciano Senén Vila Najer (Millán, 2015 p.55)
[5] Senén Vila Najer es un pintor barroco. Nace en Valencia en 1640 y fallece en Murcia el 16 de abril de
1707. Entre 1706-1707 realiza estos dos retratos a los condes de Montealegre, con motivo de que es entonces cuando doña Josefa recibe el título nobiliario (20 Octubre 1706).
Los retratados son don José Puxmarín Rocafull Y Fajardo de Mendoza, con su hijo.
Muestra en su mano derecha el Despacho Real con el nombramiento de Conde de Montealegre
y doña Josefa Puxmarín Rocafull y Carcelen, 1ª Condesa de Montealegre acompañada
de sus hijas.
Los cuadros se encuentran en la Casa-Palacio de Guevara, en la ciudad de Lorca (Murcia). Fuente: Tesis de Millán (2015)
[6] Este libro tiene la fecha del fallecimiento de  Francisco de Paula Bernuy y Osorio de Moscoso  equivocada, da el 1857, y dice que, al morir sin sucesión, el título pasa a su hermana. Sin embargo la tesis de Millán, F. J. (2015), documento que hemos seguido, da como año de fallecimiento  de Francisco de Paula el 1873, el mismo año que fallece Caradoc.




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