A lo largo de la vida de
Caradoc fueron numerosas las mujeres que intervinieron, influyeron o
condicionaron su devenir. También él intervino en sus vidas. Fueron madre,
consejeras, amantes, referentes, esposa, detractoras, confidentes,… De todas
ellas hemos elegido estas diez que son, por otra parte, personajes de nuestro
relato.
Su madre Lady
Theodosia Sarah Frances Meade, aristócrata y orgullosa, tercera hija del primer conde de Clanwilliam.
Cuando Howden llega a mediados de Noviembre de 1829 a París, su llegada
sigue a una sucesión de pugnas y desencuentros con la oficialidad del Foreign
Office. Finalmente son los buenos oficios de su madre los que consiguen que sea
admitido como adjunto.
A su llegada de Navarino, y como consecuencia de las heridas recibidas, su
padre pide para él que su rango militar sea permanente, en vez de asociado
esporádicamente a misiones, en sustitución de la Order of the Bath, que el rey
estaba dispuesto a concederle. No tuvo ni una cosa ni la otra.

Retrato de la esposa de John Francis Caradoc, primer Lord Howden. Lady Theodosia Sarah Frances Meade.
Autor desconocido. Fuente Diario ABC.
26-Abril-1924. Pág. 7.
Lady Holland.-
En sus recuerdos del periodo de París como uno de los más turbulentos de su
vida, interviene para realzar su fama Lady Holland, personaje clave en las
tertulias de Londres, que contribuyen a crear opinión en la clase dirigente de
la metrópolis. Allí es tal su reputación que le llaman 'le beau Caradoc'.
Era proverbial su buena apariencia y su poder de seducción entre las damas de la
alta sociedad parisina. Un petimetre llamado Charles Percy transmitió esta fama
en cartas a las señoras bien pensantes de Londres. Su apariencia ---decía--- es
legendaria en Paris y su reputación como seductor irresistible es conocida por
todos en la Ciudad Luz. "Le envidian
italianos, griegos y asiáticos".
Uno de estos círculos sociales, y sus tertulias, eran animados por lady
Holland, y por su segundo marido, Henry Fox, tercer Barón Holland. A ellas
asistían poetas, políticos, exiliados extranjeros, entre los que se encontraba
Walter Scott, se hablaba de todo y todos eran triturados en el molinillo
de los dimes y diretes de las damas de la alta sociedad londinense, en un cotilleo
no por elitista menos despiadado. Una de esas historias, no carentes de
fundamento, previniendo a Lady Holland, sobre los peligros que corría su hija Harriet
Frances Webster en Francia, y los comentarios de Henry Fox, dieron lugar a
un conflicto que afectó seriamente la reputación de Caradoc como diplomático y persona solvente.
Elizabeth Vassall Fox, Lady Holland; Henry Richard Vassall Fox, 3rd Baron Holland; Mrs Brown, portrait by Sir Edwin Henry Landseer
María Victoria de Sajonia-Coburgo-Saalfed, Duquesa
de Kent. Madre de la Reina Victoria.
Tras la muerte de su padre, Caradoc regresa a Inglaterra. De esa época tiene
un profundo recuerdo que le marcó como persona. En 1841 obtuvo, junto con
el empleo de coronel en el ejército, la designación como Squire
de la duquesa de Kent. Un puesto que ocupó hasta el final de la vida de tan
ilustre dama, en 1861.
María Victoria de Sajonia-Coburgo-Saalfed, Duquesa de Kent, trece años
mayor que él, era a la sazón la madre de la reina Victoria, coronada apenas
cuatro años antes de estos hechos. Son momentos cruciales, por los precedentes. La duquesa de Kent, extranjera, con
apenas conocimientos de inglés, a la muerte de su marido, el Duque de Kent, decide,
en vez de volver a su Coburgo natal en Baviera, esperar la más que dudosa
herencia al trono de su hija, cuarta en la línea de sucesión, sobre todo teniendo en
cuenta que el único otro hijo del rey Jorge III, que estaba casado legalmente,
aún no tenía hijos legítimos. En una situación semejante de precariedad, no tenía renta
como miembro de la realeza, la duquesa aguantó hasta que llegó su turno. Esta
experiencia, sin duda, le quedó impresa como virtud de un cierto carácter
femenino que seguramente afloró en su relación futura con Joaquina Plana.
Harriet Frances Webster, hija del primer matrimonio de Lady Holland
Hija de Lady Holland, de su primer matrimonio. Estaba en París en la época en que Caradoc también lo estaba, en su segunda estancia. Henry Fox, diplomático como Howden, pero amigo de ella, advirtió por carta a la madre contra Cradock:
“Él es uno de los más vanidoso, más farsantes y más inteligentes seductores
del beau monde y se complace en jugar con los sentimientos de
cada mujer con la que puede hacerlo, que son casi todas. A tal fin se informa
pormenorizadamente, las conoce, y es conocido por todas maravillosamente,
porque es de natural muy inteligente y
agradable, además de ser muy guapo, así pues su tarea no es difícil”.
Esta advertencia llovía sobre mojado, vistos los precedentes de la madre,
que se enamoró locamente de Lord Holland, a consecuencia de lo cual fue
denunciada por adulterio por su primer marido.
Ni que decir tiene que esos comentarios e infundios fueron circulando de
corro en corro, y en cada ciclo fue aumentando la exageración y el color de los
tonos. Obviamente hubo algo más que escarceos. Caradoc recuerda tardes que se
prolongaban en noches en su apartamento del Boulevard Poissonière, esquina a la
Rue de Montmatre, con vistas al Sacré-Coeur. Pero nadie hubiera podido
probarlo. De manera que cualquier maledicencia hubiera cuestionado el buen
nombre de la dama.
Sin embargo esta
difamación de Fox tuvo su retorno a París, y fue dicha en público llegando a
sus oídos. Una discusión en lugar público sin retracción por parte de aquél
desencadenó una discusión que acabó en duelo. Sin embargo como hábil
esgrimista, en la lid lo desarmó a los primeros lances.
La duquesa de Firmaçon
Era conocida en los
mentideros de París la fama de Caradoc basada en su preferencia, y su
especialidad en los galanteos, hacia las damas de cierta edad extranjeras con
título nobiliario. Se recuerdan sus intrigas y hazañas amorosas. Una de
esas aventuras, de entre las que salieron a la luz, fue con la duquesa de
Firmaçon, que le llevó a luchar en duelo, ¿era en Otoño de 1825? con su amante
el Conde Schoenfeld, un agregado de la embajada de Austria. Por eso trascendió.
La lucha tuvo lugar donde Caradoc designó: a las afueras, en un campo cerca de
Saint Dennis, a legua y media de su casa. El duelo fue a sable, duró unos 20
minutos, y en él recibió dos estocadas en el brazo izquierdo, la última le
cortó parte de los tendones, de ahí cierta limitación en el movimiento que le
quedó, y los dolores, que en su vejez provocaba la humedad de Cartagena en
cuanto asomaban los primeros levantes en otoño. Pero todo en él, hasta las
heridas, contribuían a su encanto entre las damas. Cradock anduvo un tiempo con
la manga de su chaqueta abierta por las costuras y atada con cintas. Lo cual
inspiró una moda entre su legión de admiradoras que adoptaron la Manga a lo
Caradoc. Estos hechos y personajes está recogidos en the History
of Parliament online, CRADOCK, Hon. John
Hobart (1799-1873). Published in The History of Parliament: the House of
Commons 1820-1832, ed. D.R. Fisher, 2009. Available from Cambridge
University Press.
Su esposa
Ekaterina Pavlovna Skavronskya, Princesa de Bagration,
Nació en 1783, quince años antes que Caradoc. Era hija del conde Pavel Vassilievich Skavronsky y de la condesa Ekaterina Vassilievna Engelhardt, y sobrina nieta, por parte de su madre, del príncipe Potemkin. Su primer marido fue el general Príncipe Peotr Ivanovich Bagration. Ekaterina, Katerina o Catalina, como indistintamente se le llamó fue su esposa legítima. Se relacionó con todos los personajes con relevancia en esa etapa histórica, desde el mismo Potemkin, Catalina de Rusia, hasta Pedro el Grande, y desde luego Metternich y Alejandro I, pero también con Goethe, Victor Hugo o Balzac que la tomaron como modelo para sus personajes, para las ideas o para los ambientes que crearon. Fue la Fedora en 'La Peau de Chagrín' y la dueña de un salón egregio de Paris para los Miserables. Sus cartas con Goethe revelan cómo entendía la política de su época y cómo consideraba en este contexto sus relaciones con los hombres.
La princesa Catalina era pues una dama extremadamente emancipada para lo
que era corriente en su época. Y jugaba con las relaciones personales y
amorosas, como lo que se entendía estereotipado que lo hacían los hombres.
Eligiendo por sí misma a qué hombres tomar como amantes, y a cuáles como
simples amigos. Antes de instalarse en Viena , y por supuesto antes de
París, donde aparentemente se retiró como esposa de Caradoc lejos de sus
actividades digamos profesionales, estuvo viajando durante muchos años entre
capitales europeas. En Viena la princesa hizo de su hogar uno de los salones
más brillantes de la sociedad, un salón donde definitivamente se hacía política
y conspiración pro-rusos y antinapoleónica. De hecho era una estación
paraoficial diplomática, pero encubierta
y sin ninguna autorización oficial. Su salón estaba constantemente lleno
de hombres poderosos, ricos e influyentes y de sus esposas amigas o
amantes. Por allí pasaron Goethe y Bulgakov. Se dijo que Napoleón encontró en en ella un oponente serio por su
influencia en Metternich y en Alejandro I.
Metternich, el que fue el gran arquitecto de Europa durante y después del
Congreso de Viena, se enamoró perdidamente de ella. Así describía Jean Hanoteau este hecho, en la presentación de sus cartas de 1818-1819 a la Condesa de Lieven
Alors
qu'il n'était que ministre à Dresde, M. de Metternich s'était pris de passion pour une belle russe,
la princesse Catherine Pavlovna Bagration, femme du général qui, à la tête de
l'une des armées moscovites, devait périr en 1812 d'une blessure reçue à la
bataille de Borodino. [1]
(…)
M. de Metternich conquit ses faveurs, et de leur liaison naquit, en
1802, une fille dont le prince s'occupa toujours avec sollicitude. [2]
Realmente era sublime. Un contemporáneo de ella, el Conde A. de la
Garde-Ghambonas, en sus Recuerdos del Congreso de Viena, pone en boca de Madame
de Bassanville, en su opúsculo “Los salones del pasado. Memorias íntimas”, una
descripción en estos términos:
« Qu'on
se figure un jenne visage, blanc comme l'albâtre, légèrement coloré de rose,
des traits mignons, une physionomie douce, expressive et pleine de sensibilité,
un regard auquel sa vue basse donnait quelque chose de timide et d'in certain,
une taille moyenne mais parfaitement prise, dans toute sa personne une mollesse
orientale unie à la grâce andalouse»[3]
Jean Hanoteau,
en la presentación de las cartas de
Metternich a la codesa de Lieven con una descarnada claridad para la época,
dice:
Dans les
cercles diplomatiques, la princesse Bagration avait reçu le surnom de «bel ange
nu» en raison de ses toilettes décolletées jusqu'aux limites du possible. La
vertu de cet ange n'était guère farouche. [4]
Katharina era pues de un linaje ruso acostumbrado al poder y al relumbrón
de la clase dirigente noble que gobernaba en los territorios del imperio ruso:
Los Países Bálticos, Georgia, Armenia,… Ella en particular era la hija de los Barones-Virreyes de
Letonia, del conde Pavel Shavronksi, y de su mujer Yekaterina von
Engelhardt , sobrina y al mismo tiempo favorita del príncipe Grigory
Potemkin. Fue educada en la corte de la emperatriz Catalina II la
Grande y de la emperatriz María Feodorovna, esposa de su hijo
el emperador Pablo I, de quien más tarde se convirtió en una dama de
honor. Así pues su familia estaba estrechamente relacionada con la emperatriz
Catalina II, y antes con la viuda y sucesora de Pedro el Grande. Ella misma se
había educado en la corte de Catalina II, como dama de honor de Maria Feodorovna, esposa del emperador Pablo
I. Pero fue una maniobra del mismo emperador la que la llevó a ser esposa del
Príncipe Bagration.
En 1800, Pablo I de Rusia, que era muy conocido por sus reacciones
atrabilarias y caprichosas, descubrió que su hija Catherine Pavlovna de
Rusia estaba apasionadamente, y en secreto, enamorada del
general-príncipe Pyotr Bagration . Eso preocupó a la familia
real rusa, y para evitar futuras relaciones entre los dos, el emperador Paul
obligó a Bagration a casarse con la princesa Catherine Skavronskaya.

El general Louis Alexandre Andrault de Langéron dijo sobre esta
unión: "Bagration se ha casado con la joven sobrina nieta del gran
príncipe Potemkin. Esta pareja rica y brillante no se adecúa a él. Bagration es
un simple soldado, con el tono y los modales que estos tienen, y además
extremadamente feo. Su esposa era tan blanca como él es negro, y ella era tan
hermosa como un ángel, brillante, la más viva de las bellezas de San
Petersburgo; ella no sería feliz con ese marido por mucho tiempo ... "
Muy inteligente a la par que ambiciosa, Katharina era una hermosa mujer de
cabello oscuro y angelical. Se convirtió en la amante del canciller austríaco
Metternich, en 1801, y fue la madre de su hija Clementine (29 de septiembre de 1810), a quien el zar de Rusia acreditó y legalizó con
el apellido Bagration. De manera que se crió con las propias hijas legítimas,
como una más.
Sin embargo Marie Clementine Bagration, que así se llamaba tuvo una vida
lángida y hasta cierto punto abandonada y carente del amor de unos padres y del
calor de una familia, hasta que fallece en París el 29 de mayo de 1829 a los 18
años.
Esta liasion con Metternich duró
hasta 1812, coincidiendo con la estancia de su marido en Rusia, al mando del
Segundo Ejército.
La duquesa de Sagan, nueva amante de Metternich y musa política en Viena,
la acosó ridiculizándola, haciendo correr bulos y chismes que constituyeron la
diversión de la sociedad vienesa. Allí se acabó el romance, reconvirtió su
vida. Eran los tiempos de Congreso de Viena fue utilizada por el zar de Rusia,
Alejandro I, como espía contra Austria, y fue una de las damas de sociedad más
destacados en lo que el Congreso duró y en la vida noctámbula que se generó en
su entorno. De tal manera que sus andanzas se mencionan con frecuencia en la
correspondencia diplomática de la época.
Sin embargo la realidad era bastante más sensual y promiscua, la
correspondencia diplomática, haciendo gala a su nombre, suavizaba los términos
y los hechos utilizando el lenguaje del sobreentendido. Mucho después Adam
Zamansky escarbando los escritos e informes de la época pone de relieve lo que
realmente ocurría en las alcobas de los palacios de Viena, sobre todo a partir de
los informes que el Baron Hagger, especialmente encargado para ello por
Metternich, pudo obtener de espías colocados detrás de las cortinas y debajo de
las camas.
Las dos estrellas femeninas de Viena eran Wilhelmina de Sagan y Catherine
Bagration. Vivían en la parte superior de la escalera del Palm Palace, cerca de
donde lo hacía Alejandro I.
Sagan, según Metternich, "pecaba varias veces al día" y se
acostaba con todos los importantes.
Al otro lado del pasillo se alojaba lo que Zamoysji mucho después calificó
como “otra aventurera asombrosamente promiscua, la princesa Catherine
Bagration, sobrina nieta del príncipe Potemkin, la fabulosa compañera de
Catalina la Grande, y viuda del héroe de guerra Príncipe Bagration, asesinado
en la batalla de Borodino. Conocida como el "White Pussycat"
(piel de alabastro, ojos azules) o el "Naked Angel" (debido a su
gusto por los vestidos transparentes), la Princesa Bagration, que tuvo un hijo
de Metternich, era una zorra incluso para los estándares del Congreso”.
Todo Viena asistía fascinado: las dos mujeres se acostaban con Alexander.
Como se ha dicho, Metternich y su
maestro en estas lides, el emperador austríaco Francisco, dirigían un excelente
sistema de vigilancia policial secreta, bajo el mando del barón Hagger, cuyos
informes, hasta cierto punto divertidos,
revelan el inframundo brutalmente decadente que llevó a personajes
egregios como el zar a tal descrédito que la gente común los insultaba en la
calle.
Uno de los espías de Hagger, escondido detrás de una cortina o debajo de una
cama, de las que crujían, informa que White Pussycat era una virtuosa de
ciertas técnicas sexuales muy especiales.
Concluido el Congreso la princesa regresó a París en 1815. Pero continuó
con la amistad y bajo la protección del emperador Alejandro. Ella no solo
era su amiga íntima, sino que durante y después de la guerra, constantemente
proporcionó al zar información sobre la situación anímica y las preocupaciones
de los políticos en Europa.
Ese mismo año se mudó a París, donde la policía secreta francesa y los
servicios secretos británicos, por otro lado, mantenían su lujosa mansión del
número 45 de la Rue du Faubourg
Saint-Honoré bajo
vigilancia. Los informantes dispuestos para seguir a la princesa
constantemente enviaban informes a sus respectivos servicios. De todos
ellos quedaron registros en los archivos de sus respectivos gobiernos.
Además y para ilustrar sus salones que eran un reclamos para toda la clase
dirigente, contaba con muchas celebridades parisienses entre sus amigos más
íntimos, algunos de los cuales se beneficiaron de sus favores de todo tipo. Así
iban por allí Stendhal , Benjamin
Constant , el marqués de Custine , incluso la reina de Grecia. No se
privaba de nada. La cocinera de la princesa Bagration fue por un tiempo Marie-Antoine Carême, a quien se conoce como la fundadora de la Haute Cuisine. También Honoré de Balzac, a quien todos
critican por si descuidado aspecto visitó con el salón de la Princesa Catalina,
divirtiendo a las damas con sus historias, así que, de forma natural, cuando
ésta se muda a París se convirtió en una de sus amigas. Pues bien Balzac,
no solo frecuenta los salones de la
Princesa Bagration, sino que, como menciona expresamente en una de sus
cartas, ella fue el modelo sobre el que basó al personaje Feodora, heroína de
su primera novela 'La Peau de Chagrin'.
Victor Hugo también toma en su más famosa obra: Les Misérables como referencia, del París de esa época y de un
estatus social, a la princesa y a sus salones, son los que marcan el ascenso
social de los personajes.
El personaje Marius trata de descifrar el estatus social de quien acaba de
entrar en su establecimiento:
Le
désappointement de Marius, en voyant entrer un homme autre que celui qu’il
attendait, tourna en disgrâce pour le nouveau venu. Il l’examina des pieds à la
tête, pendant que le personnage s’inclinait démesurément, et lui demanda d’un
ton bref :
– Que voulez-vous ?
L’homme répondit avec un rictus aimable dont le sourire caressant d’un
crocodile donnerait quelque idée :
– Il me
semble impossible que je n’aie pas déjà eu l’honneur de voir monsieur le baron
dans le monde. Je crois bien l’avoir particulièrement rencontré, il y a quelques
années, chez madame la princesse Bagration et dans les salons de sa seigneurie
le vicomte Dambray, pair de France[5].
C’est
toujours une bonne tactique en coquinerie que d’avoir l’air de reconnaître
quelqu’un qu’on ne connaît point.
Marius était attentif au parler de cet homme. Il épiait l’accent et le
geste, mais son désappointement croissait ; c’était une prononciation
nasillarde, absolument différente du son de voix aigre et sec auquel il
s’attendait. Il était tout à fait dérouté.
– Je ne connais, dit-il, ni madame Bagration, ni M. Dambray. Je n’ai
de ma vie mis le pied ni chez l’un ni chez l’autre[6].
Obviamente se trtaba de la época en que la magnificiencia de la princesa
era máxima. Sin embargo pasaron los años, la belleza y el esplendor se marchitaron.
Para Caradoc también. Ya no confían en él por estar muy mediatizado, o al menos
eso se sospecha por los servicios del zar y los contactos de Katharina. Los
fondos se acaban.
Ya hemos hablado de Henrietta Elizabeth "Harriet" Leveson-Gower,
condesa Granville, y sus habilidades como maledicente profesional. En agosto de
1837 vista Paris y encuentra a la familia Caradoc en los Campos Eliseos. Lo
describe con 'mirada triste, vistiendo
miseriablemente y viejo, conduciendo el coche con aspecto sumiso, con la
princesa Bagration, al lado y con la
hija de ésta, una muchacha fina bien desarrollado de dieciséis años, de
padre desconocido".
Howden recuerda, mientas su mirada se pierde en Galeras (Atalaya), que por
entonces ya llevaba años de infructuosa
búsqueda de un nuevo empleo diplomática al servicio de Su Majestad. Empleo que
se le negaba por considerar que su matrimonio le hacía "demasiado
vulnerable a la influencia rusa”. Él
se lamentaba con frecuencia ante ella y con quien quisiera escuchar de
su triste destino.
Pasados los días, e incluso los años, de vino y rosas, la oscuridad de las
intrigas y de las maledicencias se cernió sobre él, todos conocían la
trayectoria de Katharina en Viena. Pero lo peor, en lo que menos le benefició
su matrimonio, además de los recelos del Foreign Office, fue la caída en
desgracia con el zar. De hecho, su matrimonio supuso que Alejandro I, no perdonase nunca la unión de la princesa con un
extranjero, ¿o quizá fue despecho con quien tanto placer le proporcionó en los
días de Viena? El caso es que, con respecto a “su exiliada de Rusia”, lo que
hizo fue colocar sus grandes propiedades en manos de síndicos, de manera que
aseguraba su no disponibilidad por ellos, por Katharina y por Caradoc.
Howden sucede a su padre, tras su
muerte el 6 de julio de 1839, en el título, en la nobleza y en las rentas. Por
tanto dispuso de alguna liquidez. Esta situación le permitió convencerla para
entregar sus propiedades, en manos de síndicos hasta ahora, al gobierno ruso a
cambio de una renta vitalicia de 200.000 francos.
La vuelta a Inglaterra para sucesión como Segundo Barón Howden supuso en la
práctica la ruptura de los vínculos matrimoniales que habían durado nueve años.
Aunque para él su matrimonio únicamente quedó roto por su muerte en Venecia en
1857. Y fue solo entonces cuando empezó a arreglar papeles. A partir de
entonces pasó mucho tiempo y sufrió muchos problemas en la clasificación de sus
asuntos financieros, en estado caótico. Caradoc renunció a su contrato
matrimonial y no tomó nada del
patrimonio de ella, de manera que "nadie en un refinamiento extremo
de malicia pudiera ser capaz de decir
que nunca ha habido lo más insignificante o la más mínima sombra de cálculo o
de interés en mis relaciones con la princesa”
Fotografía de la
La Princesse Catherine Pawlowna Bagration
. Esta es una ilustración del libro Retratos rusos de los siglos
XVIII y XIX: Edición del Gran Duque Nicolás Mikhailovich de Rusia ,
impresa en 1905-1909 como un catálogo de una exposición de 1905. Todas las
imágenes están en el dominio público debido a la edad.
Autor: Vladimir
Borovikovsky (1757-1825)
Durante los últimos años de su vida la princesa Bagration tuvo un
comportamiento impropio que proporcionó a la sociedad motivos de divertidos,
cuando no maliciosos, comentarios. Sobre todo por sus hábitos, ya extemporáneos
y excéntrico, de vestir con el estilo de
ninfa que había llevado durante su juventud. Tanto es así que en una ocasión,
al comparecer tan extrañamente vestida,
y al ser de ello avisado, el príncipe Metternich se sintió obligado a advertir
al ministro de Relaciones Exteriores antes de su llegada, en una recepción
pública, para que se excusase y no compareciese en su presencia así.
En cualquier caso y a pesar de todo, la princesa lo fue, en las maneras,
hasta su muerte. Si bien, en su juventud y madurez, era conocida por su
belleza, sus aventuras amorosas y su comportamiento no convencional, en la
vejez conservó el porte, como atestiguan abundantes testimonios. Cuando sus
extremidades ya no podían sostenerla, descansaba con gran elegancia en una
actitud siempre elegante y sugestiva.
Tampoco pasó escaseces. Era la heredera de la fabulosa colección de joyas
de su tío abuelo el Principe Potemkin. Algunas de las cuales han figurado entre
las más relevantes de la nobleza y de la realeza europea. Eso sucedió con su
diadema, la conocida Tiara Bagration, y sobre todo es famoso el "Diamante
de Potemkin", que fue comprado por el emperador Napoleón III para su esposa, la emperatriz Eugenia
de Montijo. El diamante fue llevado a Inglaterra cuando la entonces ya ex
familia real se exilió. En esa época, al hacerse sus
finanzas difíciles, Christie la subastó. La adquirió el
entonces Gaekwad de Baroda , India, Malhār Rāo. Permaneciendo a la familia principesca
Gaekwad durante algún tiempo. Posteriormente se vendió de nuevo, y ahora parece
estar en manos privadas rusas. En 1978, el duque de Westminster compró una tiara de diamantes y la espinela de Catherine Bagration


Finalmente, la princesa, murió durante una estancia en Venecia , el 11 de junio de 1857, y yace en el Cementerio de San Michele. Entre la Isla de Venecia y la de Murano. Su
sepultura esta cerca de las de Diaghilev y Stravinsky. Su lápida blanca
lleva la inscripción: Princesa Catalina Bagration Decedée a Venise le II
Juin MDCCCLVII (Princesa Catalina Bagration, fallecida en Venecia el 2 de
junio de 1857).
Hasta aquí la primera parte. En la segunda veremos a
Manuelita Rosas, Josefa de Montenegro, alias Pepa la Malagueña, Isabel II y Joaquina Plana
[1] Mientras era sólo embajador en Dresde, Metternich había caído prendido de amor de
una bella rusa, la princesa Catherine Pavlovna Bagration, esposa del general
del mismo nombre que, al frente de uno de los ejércitos moscovitas, había
perecido en 1812 por una herida recibida en la batalla de Borodino. (Traducción
del autor)
Exactamente la herida fue el 26 de agosto de 1812, en la
pierna; desarrolló gangrena debido a la falta de tratamiento, y finalmente
murió dieciséis días después, el 12 de septiembre.
[2] M. de Metternich conquistó sus favores, y de su romance nació en
1802 una hija, de la cual el siempre se preocupó con solicitud. (Traducción del
autor)
[3] "Imagina un rostro pálido, blanco como el alabastro,
ligeramente coloreado con rasgos rosados y lindos, una fisonomía dulce,
expresiva y sensible, una mirada a la que su mirada hacia abajo, algo tímida e
incierta, de una altura media pero perfectamente formada, y dotada en toda su
persona de una suavidad oriental unida a lun gracia andaluza” (Traducción del
autor)
[4] "En los círculos diplomáticos, la Princesa Bagration fue
apodada como "El bello ángel desnudo" debido a las gasas y
transparencias que vestía, y que mostraban hasta los límites de lo posible.
De esta forma la virtud de este
ángel era difícilmente resistible (Traducción del autor)
[5] La princesse Bagration
(veuve d’un général russe tué à la Moskowa) et le vicomte Dambray (légitimiste
qui refusa de prêter serment à LouisPhilippe) auraient été des relations flatteuses
peut-être pour Marius, mais fort éloignées de ses amitiés antérieures.
[6] El disgusto de Marius al ver
entrar a un hombre distinto del que esperaba recayó sobre el recién llegado. Le
examinó de pies a cabeza, mientras el personaje se inclinaba desmesuradamente,
y le preguntó secamente:
—¿Qué queréis?
El hombre respondió con un rictus
amable, del cual daría alguna idea la sonrisa acariciadora de un cocodrilo.
—Me parece imposible que no haya
tenido antes de ahora el honor de conocer al señor barón. Creo que le encontré
hace algunos años en casa de la princesa Bagration, y en los salones de su
señoría el vizconde Dambray, par de Francia.
Es una buena táctica de los
pícaros el aparentar reconocer a alguien a quien no se conoce. Marius estaba
atento a la manera de hablar de aquel hombre. Espiaba el acento y el gesto,
pero su disgusto aumentaba; era una pronunciación nasal, absolutamente distinta
del sonido de voz agrio y seco que esperaba. Estaba completamente desorientado.
—No conozco —dijo—
ni a la señora Bagration ni al señor Dambray. En mi vida
he puesto los pies
en casa de uno ni de otro.
Comentarios
Publicar un comentario